miércoles, 27 de mayo de 2009

Palabras huecas

Beatriz Paredes ya cayó de mi gracia. Jamás fui un partidario de los PRI-nosaurios pero le tenía respeto a Paredes, a la que consideraba una de las pocas dinos con coherencia e integridad. Pero su máscara se ha caído, dejando al descubierto sus escamas de reptil. Al asumir la presidencia del PRI, hace más de dos años, Paredes se comprometió a que su partido estaría abierto a la “democracia, la legalidad y transparencia en lo interno; finanzas transparentes del partido”. Palabras huecas que se olvidaron nada más pronunciarlas: el dinopartido es el único de los tres grandes que se disputan las elecciones que no ha revelado la información sobre su situación económica, salarios, gastos, prerrogativas y financiamiento privado.

Esta omisión va más allá de romper una promesa, a lo que los saurios ya nos tienen acostumbrados: es una flagrante violación a las leyes del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, que obliga a los partidos a divulgar esa información en sus páginas de Internet. Pero el PRI-nosaurismo, nada: ni siquiera figura el salario que percibe Paredes. Dicen que el que nada debe, nada teme. En tal caso, hay que preguntar qué es lo que los dinos prefieren mantener en secreto, una incógnita que cobra especial relevancia ante su pésima reputación a la hora de manejar y administrar dinero. Señora Paredes, como se dice popularmente: cuentas claras, amistades largas, aunque en su caso sería cuentas claras, elecciones confiables.

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