Una cosa son las campañas sucias con todo lo malo que conllevan (mentiras, descalificaciones, insultos y demás monerías) y otra muy diferente son los ataques físicos, el uso de violencia como arma electoral. En Hidalgo, estado gobernado por el saurio Miguel Ángel Osorio Chong, el candidato a diputado por el PRD, Francisco Rivera Hernández, y otros dos perredistas sufrieron un conato de agresión por parte de varios individuos armados.¿De que se trata? ¿De que no haya el clima de seguridad y confianza necesario para que se den unas elecciones limpias? Los mexicanos ya tenemos más que suficiente con el terror provocado por los narcos como para además soplarnos un terror electoral, situación que a nadie beneficia y a todos perjudica: atenta contra la democracia y causa incertidumbre entre la población. La violencia en el marco de unas elecciones es como la mala suegra que nadie quiere.
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