De veras que ya no saben ni qué inventar. Primero, me entero que la senadora perredista Yeidckol Polevnsky –la judía cachirul que de judía no tiene nada (en realidad se llama Citlali Ibáñez Camacho)- asegura que la epidemia es un complot (¿ooootro?) fraguado por el presidente Calderón y Barack Obama, entre otros, con fines electorales. Segundo, el Frente Sindical Mexicano y el Sindicato de Electricistas salen con la jalada de que ellos también creen que se trata de un virus cultivado.Ante este caudal de estupideces, tengo un señalamiento que hacer: ni la OMS y ni la Cruz Roja Internacional se prestarían al juego de una conspiración semejante, la cual sólo existe en algunas cabezas delirantes (me pregunto si también creen en Pie Grande, el monstruo de Loch Ness y en el origen extraterrestre de la raza humana).
Por último, tengo una recomendaciones que hacerles: señores, por favor, ya no fumen ese hierbajo, huele muy mal y es ilegal (¿o será por eso que acaban de aprobar la dosis mínima personal de droga?).
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