Emilio Chuayffet, candidato a diputado por Atlacomulco (si, en efecto, la sede del grupo del mismo nombre que asoló la política nacional durante más de 2 décadas), es como el olmo que se pide a si mismo peras.En su arranque de campaña, el discípulo del profe Hank González se comprometió a “observar una línea de conducta que prestigie al PRI” y ofreció su honradez al electorado. Vaya, vaya con el dino.
Respecto a lo primero, señor Chuayffet, el prestigio es algo que está fuera del alcance priísta. Como reza el refrán: dicen que el mucho viajar (o hacer campaña) mucho ilustra, pero por más que camine un burro (burro, dino, es igual) nunca llega a ser caballo. Y sobre lo segundo, caballero, no se puede dar lo que no se tiene. Saludos, los mexiquenses.
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