Se presentan como una alternativa joven, dinámica, progresista, moderna, pero apenas tienen oportunidad y enseñan sus colmillos, indudablemente dinosáuricos, sin ningún pudor.
Esto a colación por la vieja práctica priísta de los acarreados, clonada ahora por casi todos los partidos en casi todas las circunstancias.
Un ejemplo, la multitud que aclamaba, casi hasta el éxtasis, a Marcelo Ebrard durante la ceremonia de su Primer Informe de Gobierno resulta, entonces y ahora, bastante sospechosa…
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