viernes, 1 de mayo de 2009

El poder de la imagen


Ahora entiendo. Desde que el babysaurio Enrique Peña Nieto fue elegido gobernador del Estado de México, me he preguntado cómo fue posible que este jijo de su atlacomulca madre –surgido de la triste herencia del profe Hank González y de las pesadillas más negras del sicario con traje armani, Arturo Montiel- pudiera llegar al poder.

La especialista en publicidad de la Universidad Autónoma del Edomex, Verónica Kuselevich, me acaba de dar la respuesta. La clave fue la mercadotecnia, que convierte a los candidatos en productos vendibles, lo que en la práctica se traduce en la frivolidad de elegir a alguien nomás por su imagen.

Y obvio, en tal contexto, este jurásico niño bonito tenía todas las de ganar. Se trata de la misma estrategia que emplean los chinos para vender sus porquerías: que se vean chidos aunque estén rechafas.

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